ELECTRICIDAD

El voltaje es de 220 o 225 voltios, con corriente alterna de 50 Hz. Los enchufes son de dos bornes: con aparatos con enchufe de tres, es necesario un adaptador.

 En 1771 en Valencia, bajo la administración borbónica, se estableció un primer alumbrado público mediante 2.850 faroles de aceite.
Imagen: Levante-EMV

Antiguamente en Valencia la vida desaparecía de las calles cuando se hacía de noche. La oscuridad era aliada de los malhechores y convertía las calles en lugares peligrosos, donde ni siquiera los médicos o las comadronas se aventuraban a salir para atender urgencias y los ciudadanos se recogían en sus casas, solo los serenos caminaban por las calles oscuras de la ciudad. En 1771, bajo la administración borbónica, se estableció un primer alumbrado público mediante 2.850 faroles de aceite, pero aquello era un servicio extremadamente caro, y que pagaban directamente los propietarios de las viviendas situadas en las calles iluminadas.

La modernidad comenzó a fraguarse. En 1844, el gas de hulla era económico y abundante y sustituía al aceite vegetal. La empresa E. Lebon et Cie (futura Gas Lebón) se encargó de la instalación del alumbrado y propició la creación de un primer sector industrial de alta inversión en Valencia. Ese año, concretamente el 9 de octubre, se iluminó la Glorieta. En noviembre de 1882 fue cuando llegó la electricidad a València. En la Casa Conejos, una antigua tienda ubicada en la calle San Vicente, se agolparon decenas de vecinos que querían ver cómo por primera vez se iluminaban unas lámparas con luz eléctrica.

Así que  València se convirtió en la tercera ciudad española que disfrutó de la llegada de la electricidad. La primera fue Barcelona y poco después llegó a Madrid. Pedro Ruiz-Castell, del Instituto de Historia de la Medicina y la Ciencia López Piñero, explica que la recién fundada Sociedad Española de Electricidad, que tenía como primera finalidad dar servicio eléctrico a los primeros abonados, comenzará a actuar en Valencia a finales de 1882 y será a principios de 1883 cuando se creará la Sociedad Valenciana de Electricidad.

Pero llevar la electricidad a la ciudad de València de finales del siglo XIX no era cosa fácil, las estructuras todavía eran antiguas y estaba por hacer todo. Además la producción de electricidad estaba principalmente condicionada a la presencia de un curso de agua que permitiera transformar la energía hidráulica en eléctrica o la cercanía a una línea de ferrocarril que facilitara el aprovisionamiento de carbón para la obtención de termoelectricidad, aunque uno de los principales problemas tenía que ver con las dificultades para su distribución a grandes distancias.

En primer lugar fue el  alumbrado público la  que se benefició de este gran avance tecnológico que fue  la energía eléctrica, sustituyendo a las lámparas de gas que se habían instalado a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, los comerciantes  fueron de los primeros que  contrataron los servicios de las empresas recientemente contratadas para iluminar las tiendas y escaparates.

En 1908, el Ayuntamiento de Valencia firmó un contrato de servicio de alumbrado público eléctrico por un periodo de treinta años con Hidroeléctrica Española, aunque esta exclusividad no se hizo extensiva a la distribución de electricidad. En los primeros años la mayoría de la energía suministradas por las centrales térmicas, se dedicaban al alumbrado publico y solo un 10% a particulares.

Con respeto al río Júcar,  fue parte muy importante en toda esta historia, ya que la empresa Hidroeléctrica Española aprovechó los saltos del río Júcar para la producción y distribución de electricidad a las capitales de Madrid y de València. Y el primer objetivo fue la construcción del salto del Molinar, distante ochenta kilómetros de Valencia. La consecución de la obra ocupó algo más de dos años y en dicho periodo se decidió ampliar las instalaciones, ya que tenía que dar servicio además a Murcia y Cartagena, con estaciones intermedias en Alcoi, Alicante y otros centros de consumo.

En València ciudad, después de que Hidroeléctrica Española hubiera firmado en 1908 el contrato de alumbrado público eléctrico, se estableció una red subterránea de distribución y tres líneas aéreas, dos para el servicio de tranvías de Torrent y Catarroja y otra para el de la Sociedad Sierra Menera de Sagunto.

Así pues, el consumo de energía eléctrica crecía continuamente.  Pero la Guerra Civil y posteriormente la posguerra hizo que la recuperación  fuera muy lentamente, pero  la demanda de electricidad crecía tanto que  que obligó a Hidroeléctrica Española a planificar nuevas centrales hidroeléctricas y la central nuclear de Cofrentes, además de centrales térmicas y nuevas formas más sostenibles de generar energía, como la llegada de la energía eólica o la 'fotovoltaica.

Fuente: lasprovincias.es/economía/

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