LA TRADICIÓN DE LES ANIMETES

La tradición de Les Animetes o Animes (almas) se celebra en la Región Valenciana, en España, durante la Semana Santa.

La tradición de Les Animetes o Animes (almas) se celebra en la Región Valenciana, en España, durante la Semana Santa. Esta tradición tiene sus orígenes en la Edad Media y se ha transmitido de generación en generación.

 

Durante Les Animetes, un grupo de personas vestidas con túnicas y máscaras de esqueletos recorren las calles del pueblo. Los participantes danzan al ritmo de tambores y flautas, creando una atmósfera misteriosa y sobrecogedora.

 

La figura central de la procesión es el "Drac" (dragón), una estructura de madera y papel que representa a un dragón gigante. El Drac es llevado por varias personas y se mueve de manera serpentante, mientras las Animes bailan a su alrededor.

La tradición de Les Animes tiene un fuerte simbolismo relacionado con la muerte y la resurrección. Se cree que esta celebración tiene sus raíces en rituales paganos que honraban a la naturaleza y al ciclo de la vida.

 

A lo largo de los siglos, la festividad se ha fusionado con la tradición católica de la Semana Santa, incorporando elementos religiosos y representaciones bíblicas en el desfile.

 

Les Animes es un evento que atrae tanto a locales como a turistas, quienes quedan fascinados por la atmósfera única y misteriosa que rodea esta celebración. Es una forma de mantener vivas las tradiciones ancestrales y de transmitir el legado cultural,  se celebran tanto en la Comunidad Valenciana,  como en Cataluña.

 

Según una creencia popular que ya compartían celtas y otros pueblos antiguos, el día de Todos Santos al anochecer, las almas del Purgatorio vuelven, por un día, a las casas que habitaban (esto explica el miedo de andar por sendas solitarias y toparse con alguna aparición). El día siguiente tienen que volver a su estado habitual. Si no se encienden candelas o "mariposas", las almas en pena se pueden perder en su camino hacia el cielo.

 

No en balde se pensaba que subían al cielo entre Todos los Santos y el Día de las Almas o Día de Difuntos. De aquí viene la tradición de encender candelas que flotaban en óleo, las "mariposas". Una por cada alma de un familiar perdido y que se mantenían desde el día de Todos Santos hasta el mediodía del Día de las Almas, el día 2 de noviembre.

 

El día de Todos Santos  en nuestras tierras era una jornada de estar en casa. Hay multitud de fábulas que nos hablan de cazadores que no respetaban la fiesta, se van a cazar y ya no vuelven más; fábulas de pescadores que no osan salir a pescar, porque en Todos Santos solo se pescan desgracias, etc.

 

La visita en el cementerios y la ofrenda de flores a las tumbas de los familiares es característica de cualquier de los dos días y ha sido asociada, durante mucho de tiempo, a determinadas formas de  costumbres vecinales, como el estreno de ropas de abrigo, la aparición de las castañeras  en las calles o la venta de dulces característicos, como los panecillos de muerte o los huesecillos de santo de mazapán.

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