Valentia, conocida como "Valentia Edetanorum" en su época romana, fue una importante colonia romana ubicada en lo que hoy es la ciudad de Valencia, en España. Valentia fue fundada en el año 138 a.C. por el cónsul romano Decimus Junius Brutus Callaicus como una colonia romana para veteranos de guerra. Fue establecida en un lugar estratégico cerca del río Turia y tenía acceso al mar Mediterráneo, lo que facilitaba el comercio y la comunicación con otras partes del Imperio Romano.
La ciudad de Valentia prosperó bajo el dominio romano y se convirtió en un centro político, económico y cultural de la región. Fue parte de la provincia romana de Hispania Tarraconensis y desempeñó un papel importante en la administración y gobierno de la región. Durante su periodo romano, Valentia experimentó un importante desarrollo urbanístico. Se construyeron grandes edificios públicos, como el foro y el teatro romano, así como acueductos y otros sistemas de infraestructura que abastecían de agua a la ciudad.
Además, Valentia se convirtió en un centro de producción agrícola y comercial. Sus tierras fértiles permitieron el cultivo de olivos y viñedos, y la ciudad exportaba productos agrícolas y vinos a otras partes del Imperio Romano. La presencia romana en Valentia duró varios siglos, hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V d.C. Tras la caída del imperio, la ciudad pasó por periodos de inestabilidad y cambios de dominio, siendo conquistada posteriormente por visigodos y musulmanes.
La Valentia romana dejó un importante legado en la ciudad de Valencia. Muchos de los restos arqueológicos romanos, como el teatro romano y las murallas, son evidencia de su rica historia romana y siguen siendo objeto de estudio e interés turístico en la actualidad.
Los historiadores están de acuerdo en que la ciudad de Valencia fue fundada en el 138 antes de Cristo por el cónsul de Hispania Décimo Junio Bruto con el nombre de Valentia Edetanorum, y que sus primeros habitantes debieron ser legionarios itálicos licenciados de las guerras lusitanas. El año 75 a.C fue destruida en la guerra entre Pompeyo y Sertorio, fue abandonada durante unos 50 años. A mediados del siglo I tiene lugar en la ciudad un considerable crecimiento urbano. En el siglo III inició otra época de decadencia, como en el resto del Imperio Romano, y a comienzos del siglo IV ya empieza a conformarse una primitiva comunidad cristiana.
La figura más relevante de esta nueva doctrina en Valencia fue la de San Vicente Mártir, diácono de la Diócesis de Caesar Augusta (Zaragoza), que llegó a Valencia para promover el cristianismo en esta ciudad. Fue condenado a muerte y martirizado al principio del siglo IV. Su cuerpo fue arrojado al mar y recogido por algunos de aquellos primeros cristianos, se cree, que depositaron sus restos en la zona de la Roqueta, al borde de la vía Augusta, donde se construiría un templo en su honor.
Aunque parece ser que antes de los romanos otros pueblos habitaban estas tierras por las pruebas de restos arqueológicos encontrados. Hace 2.000 años, el río Turia, hoy convertido en los Jardines del Turia y sin agua por la ciudad de Valencia, se desparramaba en múltiples brazos antes de verterse al Mediterráneo. Era una zona de marismas, insalubre y palúdica, que los íberos habían rechazado por ser poco higiénica. Pero los romanos, que ya tenían experiencias positivas en eso de asentarse en territorios húmedos y complicados "Roma estaba en una situación parecida", en su caso provocada por el río Tíber, no se arredraron, y un grupo de militares licenciados fundó la ciudad con el nombre de Valentia Edetanorum.
Fue el comienzo de la historia de Valencia, cuyo nacimiento hace veinte siglos está llena de historias que contar. Valentia era una ciudad relativamente grandes. Unos 1.500 habitantes vivían en ella, lo que ya es una cantidad más que respetable para la época. La disposición de Valentia era la habitual en las ciudades romanas. El urbanismo de la república era estricto: las ciudades se articulaban en torno a dos grandes vías, llamadas "decumanus Maximus", que cruzaba la ciudad de este a oeste, y "cardo Maximus", que la cruzaba de norte a sur. La urbe quedaba dispuesta en una cuadrícula casi perfecta.
El modelo, que ha sido imitado actualmente en ciudades como Nueva York o todo el ensanche de la moderna Valencia, dividía la ciudad en "ínsulas", como manzanas. En el Museo histórico de La Almoina se reproducen algunas de ellas. Divinidades de la ciudad El centro de la Valencia que podía encontrarse cualquier ciudadano romano un día del siglo II a. C. estaba conformado, como no podía ser de otra manera, por el foro. EN la plaza principal de la ciudad, parte de la cual se expone en el citado museo y que estaría donde hoy está la plaza de la Virgen, había un templo, aunque no se sabe muy bien a qué dios estaba consagrado.
Las monedas y demás utensilios de la época recuperados muestran un cuerno y unos rayos, por lo que el debate entre los historiadores se reduce a dos deidades: Júpiter, cuyo símbolo es precisamente el rayo, y Diana, una divinidad más salvaje que encaja con una concepción de Valentia más rural, más campestre. Hay que recordar que esa ciudad primitiva estaba construida sobre una zona agreste, por lo que tendría sentido que el templo estuviera consagrado a una diosa como Diana o, por qué no, a otras igualmente "primigenias", por decirlo de alguna manera, como Deméter o Venus.
El museo muestra parte del templo de las aguas, una edificación conformada por un estanque y un pozo votivo en el que se adoraba a las deidades acuáticas. Los ciudadanos de Valentia tenían muy presente el elemento fluvial que conformaba buena parte de su quehacer diario, por lo que en el templo adoraban no tanto a Poseidón como dios del mar sino a espíritus como las ninfas o las nereidas, unidas íntimamente a la naturaleza más salvaje.
Otra muestra de la importancia que los romanos de Valentia daban al agua son las termas. Estos complejos eran típicos en toda Roma, pero los que se muestran en el Museo de La Almoina son particulares porque son los únicos de esa época que quedan en toda España, además de los de Tarraco -Tarragona-. Las termas no son, en el siglo II a. C., el centro social que serán en la Roma imperial, pero sí cumplen la función de limpieza para las que fueron creadas.
La misión de VALENTIA era la de irradiar una influencia latina sobre los poblados autóctonos íberos, y es concebida como la gran ciudad romana llamada a ejercer el control sobre los mismos. Hasta ese momento no había ninguna otra ciudad romana en toda el área valenciana, por lo que es seguro que su instalación debió provocar una importante conmoción en el mundo indígena. Lo que es indudable es que desde la nueva ciudad se ejerce una enorme influencia sobre el medio.
En este sentido, el antiguo procedimiento de alianza con capitales ibéricas muestra su limitación para contribuir a una explotación conveniente de los recursos económicos de su territorio, requiriéndose la creación de ciudades propiamente romanas y la llegada de itálicos para impulsar la transformación de un área administrativamente adscrita a ROMA desde el año 197 antes de Cristo y que inicia un proceso de romanización gradual y real alrededor de las fechas de fundación de VALENTIA.
La pregunta que con anterioridad nos hemos hecho es algo que los textos literarios no abordan, pero los diferentes hallazgos arqueológicos han hecho que diversos investigadores hayan sugerido algunas respuestas. La arqueología aporta valiosa información referida a la fundación de VALENTIA.
En primer lugar, los datos de las excavaciones, sobre todo de las cerámicas de barniz negro, vienen a confirmar la validez de la fecha dada por TITO LIVIO, el año 138 antes de Cristo. El dato más importante para intentar acercarnos a la identidad de los fundadores de VALENTIA nos lo proporciona la numismática. Unos años después de ser fundada la ciudad, se emitieron monedas de bronce con una tipología y metrología romana. Destaca en una de ellas la aparición del primer símbolo gráfico de VALENCIA: un cuerno de la abundancia con flores y frutos sobre un haz de rayos. Estas acuñaciones eran supervisadas por unos magistrados cuyos nombres que eran poco corrientes, aparecen en las mismas monedas.
Destruida en el 75 a. C. y refundada en el 5 a. C. La historia de la Valentia romana "termina" en el 75 a. C. Ese año, el cónsul en Hispania, Sartorius, no acepta la llegada al poder en Roma del partido contrario, los optimate, que traen a nuevos cónsules. La rebelión de Sartorius vive una de sus primeras batallas en Valentia. El general Pompeyo, llegado de Roma, pasa a cuchillo a toda la ciudad. Mueren cientos de personas. Pompeyo quema Valentia hasta los cimientos.
La re fundación llegaría setenta años después, cuando entre el 5 a. C. y el 5 d. C. se refunda la ciudad. Las excavaciones recientes dejaron al descubierto una decena de cadáveres que habrían sido ejecutados en la batalla del 75 a. C. Todos los cuerpos mostraban signos de haber sido torturados, con empalamientos y mutilaciones. Junto a los cadáveres se encontraron utensilios y armas de hierro que fueron presuntamente utilizados para los asesinatos ocurridos durante la citada batalla.
Horarios de visita
El horario de visita varía en función de la época del año pero, por lo general, abre de martes a sábado de 10:00 a 14:00 y vuelve a abrir de 16:30 a 20:30, mientras que los domingos y festivos sólo abre por la mañana hasta la tarde (de 10:00 a 14:00). los horarios pueden variar dependiendo dé la época del año, por lo que recomiendo consultar las fuentes oficiales antes de planificar su visita.
Información de los horarios
De lunes a sábado, de 10h a 19h
Domingos y festivos, de 10h a 14h.
Precio: Entrada individual, 2€ / reducida 1€
Domingos y festivos, entrada gratuita
Teléfono: 962 08 41 73
el pepe (domingo, 20 febrero 2022 18:19)
hola que hacen sub to CER0 GOBATTLE YT
Valencianot (sábado, 18 mayo 2019 18:53)
Gracias por tus palabras y por visitarme. He estado varias veces y lo que más me ha llamado la atención, son los esqueletos. Pasamos, y no pensamos que esos huesos eran de unas personas que vivieron en aquella época, Y detrás hay una historia que desconocemos, y esas dos personas, no se podrían imaginar que casi 2000 años después, sus restos serian parte de un museo.
Ana (domingo, 12 mayo 2019 22:41)
Me encanta el artículo, he estado en la Almoina y pienso repetir,me fascina la arqueología y lo bien que ha quedado el museo