AGRICULTURA VALENCIANA

No es desconocido para nadie la importancia que las actividades agrícolas han tenido y tienen para nuestra economía. Por eso pretendo dar a conocer seleccionando los aspectos más característicos de cuanto se refiere a la agricultura: aperos de labranzas, cebolleros, modalidades de cultivo, la siembra y la recolección, canales de riego, las acequias reales etc.

 

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Historias de la agricultura valenciana

JOSÉ FORÉS LAHOZ

Diario Las Provincias

 

Más que de agricultura valenciana deberíamos hablar de las agriculturas valencianas. En efecto, son varias las agriculturas que coexisten en nuestra Comunitat. Por un lado, la agricultura valenciana de regadío, y por otro la de secano, que a su vez integran otros tipos de agricultura: la de cítricos, arroz y hortalizas, en el primer caso, y la del viñedo, algarrobo y olivar en el segundo, por ejemplo.

 

Según las investigaciones realizadas en 1997 por el científico Bruce D. Smith, del Museo de Historia Natural de Estados Unidos, la agricultura a nivel mundial se inició en Mesoamérica, la región que comprende en el presente a México y América Central, hace 10.000 años, unos 4.000 años antes de lo que se pensaba. En España está comprobado que el cultivo intensivo de trigo y cebada -bien cierto que a expensas de la deforestación-, en el Neolítico convivía con la cría de ganado. En cuanto a la Comunitat Valenciana, la agricultura apareció en la primera mitad del quinto milenio anterior a nuestra era, en aquel mismo periodo prehistórico, conocido como la «época de la cultura de las cuevas».

 

Hasta la romanización, en el territorio valenciano la agricultura se desarrolló lentamente, ocupando un lugar secundario en la producción de alimentos comparándola con la importancia que tenía la actividad ganadera. Los testimonios más antiguos de la existencia de nuestra agricultura datan del año 4670 antes de Cristo y los constituyen los restos de semillas de cereales y leguminosas cultivadas encontradas en cuevas ubicadas en el macizo de Mondúver, Cova de l'Or de Beniarrés, Bocairent, Arenes del Maestre, Moraira, etcétera.

 

Según el filósofo y poeta Lucio Junio Moderato Columela, nacido en Cádiz hacia el 750 de la fundación de Roma, tres años antes de Cristo, autor del más completo tratado de agricultura de la antigüedad ('De Re Rústica', obra asombrosa en opinión de Pemán), «sin agricultores es evidente que no pueden subsistir ni alimentarse los mortales», axioma que casi literalmente repetiría unos dos mil años después el Nobel francés Frederi Mistral, al afirmar que «el campesino, en todas partes, es el sostén de la nación». A su vez se lamentó Columela «con cuán torpe consentimiento se ha abandonado y echado en el olvido la agricultura».

 

Y si no que a estas fechas del siglo XXI se lo pregunten a los agricultores valencianos, verbigracia a aquellos que se dedican al cultivo de la patata, estupefactos ante la sinrazón de lo ocurrido esta campaña. Como es sabido, al comienzo de la recolección de la patata temprana valenciana nuestros mercados se vieron invadidos de patatas viejas y medio podridas importadas de Francia, vendiéndose a precio de saldo, probablemente bajo el apoyo encubierto de la Administración gala, mientras las nuestras, nuevas y de inmejorable calidad, fueron ignoradas por las redes comerciales y terminaron perdiéndose en el campo, en tanto el consumidor era «invitado» a comprar la incomestible patata foránea. Nuestros agricultores, por tanto, perdieron una vez más dinero, trabajo... y buena dosis de ilusión.

 

Las historias -malas y menos malas- de la patata valenciana se repiten cíclicamente. Hace más de medio siglo, en mayo de 1957, en crónica desde Londres, el director de 'Levante' (y más tarde de 'Arriba') y profesor universitario, Sabino Alonso-Fueyo (de inolvidable memoria para este articulista), decía que el setenta por ciento de la patata que los ingleses consumían -distribuida desde el Covent Garden- procedía de Valencia. Efectivamente, Inglaterra era entonces el país que mayor cantidad absorbía de este producto, hasta el punto de que casi el total de los embarques valencianos iban destinados a sus puertos. En 1960 el comercio pagaba precios de hasta siete y ocho mil pesetas por hanegada, «cuando en otras ocasiones -decíamos nosotros en el semanario nacional 'Hermandad'- no se consiguieron ni mil pesetas». Desde luego, estos precios se entendían establecidos para los patatales de inmejorables condiciones, «siendo los de la huerta de Valencia y los de los pueblos cercanos a ella los más solicitados».

 

Ciertamente, como nos confesaba un joven y experto agricultor de l'Horta (de Campanar), Francisco Vicente Llopis, en una entrevista publicada el 10 de agosto de 1962 en nuestra sección «Mano a mano con el labrador», en el semanario 'Valencia-fruits', el principal cultivo de la huerta, la patata, se daba bastante bien, salvo en los casos en que la exportación presentaba problemas, bajando entonces los precios verticalmente. Entonces, la variedad tardía daba una producción de 2.500 a 3.000 kilos por hanegada, y la temprana, de 1.500 a 2.000. «Claro que para conseguir estos rendimientos es preciso invertir fuertes sumas, pues la tierra ha de estar muy abonada. Además de la materia orgánica, aquí echamos 400 kilos de sulfato amónico por anegada.» Los precios ese año fueron buenos, pagándose hasta 9.000 pesetas. La patata temprana llegó a cotizarse a 10.000 y 11.000 pesetas. «Tales precios son los mejores que se han conocido hasta ahora. Pero en cambio la temporada pasada tuvieron muy poca aceptación.».

 

Sin embargo, en 1963 la campaña constituyó un «verdadero desastre», lo que impulsó nada menos que a 47 Hermandades de Labradores y Ganaderos de la vega de Valencia, estimuladas por el vocal del Sindicato Nacional de Frutos y Productos Hortícolas y miembro de la Cámara Oficial Sindical Agraria, José Ros Orts, a crear la denominada Cooperativa Agrícola de Valencia, cuyos fines primordiales se basaban en la «venta, exportación, conservación, elaboración, transporte y mejora de la patata, especialmente la temprana». Poco después se instalarían campos de experimentación, realizándose ensayos sobre variedades francesas y holandesas. Lamentablemente la modélica cooperativa -la única de tales características fundada en la provincia de Valencia- no llegó a funcionar de manera satisfactoria, viéndose obligada a cerrar de forma precipitada y dejando un oneroso recuerdo entre los dos mil socios afectados.

Fuente: Historias de la agricultura valenciana.

Las Provincias

Comentarios: 3
  • #3

    Bea (domingo, 15 agosto 2021 11:32)

    La agricultura Valenciana siempre fue de una gran importància econòmica, no solo para Valencia sino para toda España. Pero hoy día se está hundiendo por culpa de la competencia desleal y permitida por nuestro gobierno de otros países

  • #2

    Raquel (domingo, 15 agosto 2021 07:34)

    Me ha gustado mucho este artículo.

  • #1

    Valencianot (sábado, 14 agosto 2021 22:16)

    Buscando datos encontré este artículo del 2009 y me ha parecido muy interesante sobre la historia de la agricultura.