La València de la ilustración

La Valencia de la Ilustración se refiere al periodo histórico en el cual la ciudad de Valencia experimentó un importante florecimiento cultura

La Valencia de la Ilustración se refiere al periodo histórico en el cual la ciudad de Valencia experimentó un importante florecimiento cultural, científico y económico influenciado por los ideales de la Ilustración.

 

Durante el siglo XVIII, Valencia se vio influenciada por las corrientes intelectuales y filosóficas de la Ilustración, que promovían la razón, la ciencia, la educación y el progreso. La ciudad se convirtió en un importante centro de conocimiento y actividad intelectual.

 

En Valencia, se fundaron instituciones académicas y científicas, como la Real Academia de Medicina y la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, que fomentaron la investigación y el desarrollo de las artes y las ciencias. Además, se crearon bibliotecas y salones literarios que promovían el intercambio de ideas y el debate intelectual.

 

En el ámbito cultural, se produjo un auge de las artes, especialmente la pintura y la escultura, con destacados artistas valencianos que dejaron un legado importante. La arquitectura también experimentó cambios significativos, con la construcción de edificios emblemáticos que reflejaban los ideales ilustrados, como el Palacio de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y la Real Basílica de San Vicente Ferrer.

 

En el ámbito económico, Valencia se benefició del auge de la agricultura y la industria. Se implementaron nuevas técnicas agrícolas y se promovió la modernización de los sistemas de producción. Además, el comercio y la navegación se expandieron, convirtiendo a Valencia en un importante puerto mediterráneo.

 

La Valencia de la Ilustración también se caracterizó por la promoción de la educación y la difusión del conocimiento. Se crearon escuelas públicas y se fomentó la alfabetización, permitiendo un mayor acceso a la educación para la población en general.

 

En resumen, la Valencia de la Ilustración fue un periodo de gran esplendor cultural, científico y económico en la ciudad. Los ideales ilustrados influyeron en el desarrollo de las artes, la ciencia, la educación y la economía, dejando un legado importante en la historia y la identidad de Valencia.

Con el reinado de Felipe V se instauró el Decreto de Nueva Planta por el cual el rey tenía la libre facultad de imponer tributos. Cuando en 1724, Felipe V, renunció a la corona en favor de su hijo Luis I, lo hizo en Valencia y durante el reinado de este, la nobleza valenciana también fue víctima del aire unificador y despersonalizador, se anuló la distinción entre barones, caballeros, etc, categorías que se unificaron en una, equiparada a la de hidalgo. El gusto de la nobleza y la burguesía valenciana se europeizó y afrancesó con lo cual se establecieron numerosos comerciantes extranjeros en Valencia, los más numerosos fueron los franceses.

 

En 1769 los ministros de Carlos III dividieron la ciudad en barrios y su término en cuatro cuartos, Campanar, Benimaclet, Russafa y Patraix y crearon los alcaldes de barrio, dando al pueblo una mayor participación en el gobierno municipal, se creó el cuerpo de vigilantes nocturnos que recibieron el nombre de "serenos" y este cuerpo fue imitado en todas las ciudades españolas. Entre 1761 y 1780, Carlos III, hizo construir para la orden militar de Montesa el edificio del Temple y entre 1758 y 1802 el edificio de la Aduana que en 1828 se destinó a fábrica de tabaco y en 1922 a Palacio de Justicia.

 

 

La noticia de la ejecución de Luis XVI, provocó que los estudiantes de Valencia secundados por la plebe fueran a la calle del Portal Nou, habitada por comerciantes franceses con actitud hostil y después de varias revueltas, fueron expulsados de la ciudad 648 franceses. La guerra se formalizó en 1794 y a pesar de los éxitos iniciales del ejército español, fue vencido por los revolucionarios franceses.

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