Nuestras reinas

Una exposición y un libro impulsados por la Presidencia de la Generalitat, en la semana que se celebra el 9 de Octubre “día de la Patria Valenciana”, rescatan por primera vez la figura de las olvidadas monarcas medievales del Reino de Valencia. Con el título Nuestras reinas, la doble propuesta cultural intenta visibilizar unas mujeres que la historia olvidó y que han pasado muchos siglos a la sombra de sus maridos monarcas. Desde Violante de Hungría, mujer de Jaime I, hasta Germana de Foix, casada con Fernando II, ellas fueron las dieciocho primeras reinas valencianas: las más desconocidas, las más vinculadas con el nacimiento del nuevo reino creado por el Conquistador.

 

Exposición por primera vez de las figuras  olvidadas de las  monarcas medievales del Reino de Valencia.

 

Las reinas medievales fueron muy importantes para la diplomacia de la época. A la hora de formalizar las alianzas matrimoniales o “concebir hijos” para garantizar la continuidad de la dinastía real. Pero además ejercieron como altas consejeras y, al menos desde mediados de siglo XIV, asumieron importantes tareas de gobierno como lugartenientes reales en el conjunto de la Corona de Aragón o en alguno de sus vastos territorios.

Las reinas rescatadas del olvido, serían las casadas con Jaime I, Pedro III el Grande, Alfonso III el Liberal, Jaime II, Alfonso IV el Benigno, Pedro IV el Ceremonioso, Juan I, Martín I el Humano, Fernando I de Aragón "llamado también, Fernando de Trastámara, Fernando de Antequera, Fernando el Justo, Fernando el Honesto", Alfonso V el Magnánimo, Juan II y Fernando II el Católico. Son las siguientes:

Violante de Hungría (1235-1251), fue la reina Fundadora, que ejerció una destacada tarea como consejera real, en especial en el proceso de conquista de las tierras valencianas junto a Jaime I.

Constanza de Sicilia (1276-1285), la reina de las Vísperas Sicilianas, que marcó la orientación itálica de la Corona de Aragón durante las centurias posteriores.

Blanca de Anjou (1295-1310), la reina de la Paz,  murió de unas  fiebres  después de diez partos prácticamente consecutivos.

María de Chipre (1315-1322), la reina de Ultramar, que murió sin descendencia.

Elisenda de Moncada (1322-1327), la reina de Pedralbes, que cuidó de Jaime II hasta su muerte. Leonor de Castilla (1329-1336), la reina Rechazada, que estuvo enfrentada con buena parte de las villas reales de la Corona, en especial las del Reino de Valencia, lo cual ocasionó el motín de Francesc de Vinatea en 1332.

María de Navarra (1338-1347), la reina de la Unión: sus tres primeros descendentes fueran niñas hecho que indujo el rey Pedro el Ceremonioso a hacer reconocer la primogénita, Constanza, como heredera del trono, lo cual ocasionó la revuelta de la Unión.

Leonor de Portugal (1347-1348), la reina de la Peste, que murió víctima del primero grande brote europeo de Peste Negra.

Leonor de Sicilia (1349-1375), la reina Grande, que ofreció un largo periodo de estabilidad matrimonial y sucesoria en la Corona y que mostró amplios dotes de mando y fue la primera reina a ocupar el cargo de lugarteniente general.

Sibila de Fortiá (1377-1387), la reina Ampurdanesa, enfrentada con los niños Juan y Martín a partir de su casamiento con Pedro el Ceremonioso.

Violante de Bar (1387-1396), la reina Ostentosa, el reinado de la cual se caracterizó por la exuberancia de la corte real, puesto que invirtieron toda su fortuna al exhibir un lujo constante.

María de Luna (1396-1406), la reina Comprometida, muerta en Vila-real, que ejerció importantes tareas de gobierno en los diversos reinos de la Corona de Aragón.

Margarita de Prades (1409-1410), la reina de la Esperanza, marcada por no haber conseguido quedarse embarazada de Martín el Humano en los ocho meses y medio que duró el matrimonio hasta la muerte del monarca.

Leonor de Alburquerque (1412-1416), la reina Rica, el inmenso patrimonio de la cual ayudó su marido, el niño de Castilla Ferran de Trastámara, a ser escogido como nuevo monarca de la Corona de Aragón en el Compromís de Caspe de 1412.

María de Castilla (1416-1458), la reina Gobernante, muerta en Valencia sin hijos, que asumió destacadas responsabilidades políticas como lugarteniente de los reinos ibéricos de la Corona de Aragón mientras su marido Alfonso el Magnánimo residía en Nápoles.

Juana Enríquez (1458-1468), la reina Animosa, que auxilió el rey Juan II en sus guerras cuando heredó el trono de la Corona de Aragón.

Isabel de Castilla (1479-1504), la reina Fuerte, que aconteció reina de Castilla y, por su casamiento con Fernando de Aragón, se acabó produciendo la unión castellano-aragonesa y fueron denominados los Reyes Católicos.

Y Germana de  de Foix (1505-1516), la Virreina, muerta en Liria, que fue nombrada virreina del Reino de Valencia, donde reprimió la rebelión de las Germanías  y mantuvo una suntuosa corte renacentista.

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