Juan de Cabriada y Borrás (Valencia, 1660–1694) representa una figura clave en la transición de la medicina española hacia postulados más modernos y empíricos. Su Carta filosófico-médico-chymica (1687) constituye una firme defensa del método experimental y de la iatroquímica frente a la medicina galénica dominante. En este tratado, Cabriada critica el dogmatismo médico tradicional y propone una práctica fundamentada en la experiencia, la anatomía y la química. Su obra, temprana para el contexto español, anticipa los valores ilustrados y el giro racionalista en la ciencia médica, convirtiéndolo en una voz precursora de la medicina científica en la Península Ibérica.
Cabriada fue uno de los primeros médicos en España en mostrar influencia de las ideas iatroquímicas y de la medicina basada en la evidencia, proponiendo un enfoque más racional y empírico frente a las doctrinas médicas heredadas. A pesar de su corta vida, su legado intelectual marcó el inicio de una lenta pero firme transformación en la práctica médica del país, alineándola con las corrientes científicas europeas de su tiempo.
Nacido en el seno de una familia acomodada, Cabriada estudió medicina en la Universidad de Valencia, una de las más prestigiosas de la época. Su formación coincidió con un período de transición en la medicina europea, donde las ideas de la Revolución Científica, promovidas por figuras como Galileo Galilei y Francis Bacon, comenzaban a desafiar los antiguos métodos escolásticos basados en la autoridad y la tradición.
Su padre fue autor de las medicinae selectae y un defensor a ultranza de la medicina escolástica. En canvio, su hijo fue un gran detractor de las tesis defendidas por su padre y defendía novedades médicas como la utilización del antimonio y la quina. Su profunda crítica le valió la admiración de José María López Piñero, aunque también la enemistad de las universidades. Cabriada propuso la fundación de la Regia Sociedad de Sevilla, la cual se creó en 1700, con él como socio fundador.