Primero, los aliados de la OTAN se comprometen a invertir anualmente el 5% del PIB en necesidades básicas de defensa, así como en gastos relacionados con la defensa y la seguridad. El presidente Sánchez firma el documento y luego en una rueda de prensa se niega a cumplir lo que ha firmado. No hay nada peor para los aliados, que Sánchez firme el documento y luego lo rechace, para nuestros aliados ha demostrado ser un socio no fiable a negarse a cumplir lo firmado.

La pérdida de peso de Pedro Sánchez ha sido evidente en sus apariciones públicas en los últimos años y en las imágenes capturadas por los medios de comunicación. El pelo canoso, las arrugas y la delgadez del rostro donde se marcan claramente los huesos de su cara lo que demuestra el deterioro físico de Sánchez en estos siete años en la Moncloa.

Un político me dijo una vez, que la política era tan adictiva como la droga, que cuando te entra en vena no la puedes dejar. Sánchez tiene la vida asegurada, si deja el cargo le queda una paga, tiene derecho a una oficina, coche oficial y personal a su servicio. Además, durante el tiempo que ha sido Presidente de Gobierno se ha relacionado con personas muy importantes y no le costaría nada tener un empleo muy bien remunerado.
Particulamente creo, que la política puede tener un impacto negativo en la salud mental y física de los políticos. La exposición constante a altos niveles de estrés, la presión por el éxito y las críticas pueden llevar a problemas como la ansiedad, la depresión, el agotamiento e incluso enfermedades cardiovasculares.
El estrés crónico asociado con la política puede afectar negativamente la salud de varias maneras:
Salud mental:
La presión constante, la competencia, las críticas y la exposición pública pueden generar ansiedad, depresión, insomnio, y en algunos casos, incluso trastornos más graves.
Salud física:
El estrés crónico también puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como ataques al corazón o accidentes cerebrovasculares, así como otros problemas de salud relacionados con el sistema inmunológico.
Síndrome de Hubris:
En algunos casos, el poder político puede llevar a un comportamiento narcisista y arrogante, conocido como Síndrome de Hubris, que puede afectar negativamente las relaciones interpersonales y la toma de decisiones.
Es importante reconocer que la política es inherentemente estresante y que los políticos necesitan estrategias para gestionar el estrés y proteger su salud mental y física.
Algunas de estas estrategias incluyen:
Establecer límites:
Los políticos deben aprender a desconectar del trabajo y establecer límites claros entre su vida personal y profesional.
Buscar apoyo:
Contar con el apoyo de familiares, amigos o profesionales de la salud mental puede ayudar a gestionar el estrés y la presión.
Cuidar la salud física:
Mantener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y dormir lo suficiente son cruciales para el bienestar general.
Desarrollar habilidades de afrontamiento:
Aprender técnicas de manejo del estrés, como la meditación o la respiración profunda, puede ayudar a reducir los efectos negativos del estrés en la salud.
En resumen, la política puede ser perjudicial para la salud de los políticos, pero al tomar medidas para gestionar el estrés y proteger su bienestar, pueden minimizar los riesgos y mantener un equilibrio saludable entre su vida profesional y personal.